1. ¿Quién sos?
En mayor o menor medida, creo que todas las personas ciegas hemos preguntado esto alguna vez.
Quizá te reencontraste con esta persona luego de años de no hablar, tal vez la viste un par de veces, o puede que veas a esa persona bastante seguido y te sorprenda la pregunta. Lo cierto es que, por más que intentamos, no todas las personas ciegas tenemos la habilidad de reconocer todas las voces que escuchamos. Es algo normal, y no quiere decir nada malo(hay muchas personas que, al no reconocerlas, enseguida me dicen algo así como "¿ya te olvidaste de mí?" y lo cierto es que olvidarse de una voz no es lo mismo que olvidarse de una persona, porque una voz, y la forma de hablar de alguien puede cambiar mucho). No todos tenemos los mismos niveles de reconocimiento, por lo que la situación puede variar de persona a persona.
2. Allá, acá.
—¿Dónde está la sal?
—Está allá.
—¿Allá dónde?
Esta conversación ficticia bien podría ilustrar un montón de conversaciones similares. A la hora de dar direcciones y de guiar a una persona ciega, siempre hay que tener en cuenta que hay algunos términos que son muy ambiguos como para que puedan ser de ayuda. Las palabras acá, allá, ahí, esto y aquello, así como las señales poco indicativas pueden ser muy confusas para una persona con discapacidad visual. Nosotros no vemos las señales ni los gestos, por lo que es necesario explicar las cosas de una forma más concisa. Usemos la conversación de la sal como ejemplo:
—¿Dónde está la sal?
—Está sobre la mesa, a tu derecha.
¿Ves? ahí estás brindando mucha más información, y de ese modo permitiendo que la persona pueda encontrar lo que necesita sin tener que adivinar nada. Lo mismo ocurre con las direcciones de lugares. Cuanta más información puedas dar, mejor. Palabras como arriba, abajo, izquierda, derecha, detrás y delante, son ideales para describir este tipo de cosas.
3. Hablame a mí.
Cómo te sentirías si, a la hora de ir a un restaurante, el encargado de servirte le preguntase a tu acompañante que querés, en lugar de preguntarte a vos? Si cuando conocés a alguien, esa persona en vez de decirte "cónmo te llamás" le dijese a tu amigo "cómo se llama? Esto, lamentablemente, es mucho más normal de lo que parece, y no solo nos ocurre a las personas ciegas, sino a quienes también tienen otras discapacidades. La solución es simple: cada vez que le quieras decir algo a una persona con discapacidad visual, decíselo. Sin intermediarios. Si sabés su nombre, hablale por su nombre, para que sepa que te estás dirijiendo a ella. Si no lo sabés, con un simple toque en el hombro basta. Hablale como le hablarías a una persona sin discapacidad, tomando en cuenta los puntos anteriores. Recordá que nosotros no podemos ver, pero podemos hablar, sentir, y tomar nuestras propias decisiones.
4. ¿Me estás hablando a mí?
Esta pregunta la he tenido que hacer muchas veces, y al igual que la primera, es completamente normal, y está muy ligada con el punto anterior. Ocurre que al no ver, no siempre podemos tener la certeza de si la persona que está hablando nos está hablando a nosotros, o a otra persona que se encuentra en el lugar en el que estamos. A veces nos damos cuenta, porque podemos notar que nos está mirando directamente a nosotros(notamos eso con la dirección de la voz), pero hay otros casos en los que la situación es más confusa. Si hay mucha gente, o si te querés asegurar de que la persona sepa que le estás hablando a ella, con simplemente nombrarla se soluciona el problema.
5. Querés ayudar? preguntá.
Pongámonos en situación: estás caminando, yendo a algún lado, y de rrepente alguien te agarra por detrás y te intenta llevar(o acompañar) a algún lugar, sin ni siquiera hablarte o preguntarte si precisás algo. Personalmente me parece genial saber que por lo general va a haber gente que me va a dar una mano si lo necesito, ya sea cuando estoy yendo a algún lado sola, o cuando estoy desempeñando alguna tarea de la vida diaria. Sin embargo, si bien es lindo saber que podés recibir ayuda, también está bueno poder decidir respecto a la ayuda que recibís. En muchos casos las personas, sin darse cuenta, nos agarran sin avisar, y nos ofrecen ayuda sin ni siquiera preguntarnos si la necesitamos(o qué necesitamos). Si creés que una persona ciega necesita ayuda, acercate; preguntale, hablá con ella. Si te dice que sí, probablemente te explique qué necesita y cómo podés ayudarla. Si te dice que no, no lo tomes como algo personal; Nosotros también podemos hacer las cosas, y dejándonos hacerlas, también nos estás ayudando.
Por último, aunque dije que eran 5 aspectos, necesito remarcar el final de este último. Dejarnos hacer las cosas. Aunque una persona no vea, tiene derecho a formar parte, a integrarse, y a desempeñar tareas igual de importantes que las que hacen las personas que ven. Dejarnos hacer las cosas, equivocarnos, tal vez, y aprender, también es parte importante del proceso de interacción e integración.
Por ahora esto es todo. Seguramente haga otro artículo similar en el futuro tocando temas de este estilo. Si tenés alguna pregunta, no dudes en dejar un comentario. Si podés, compartí: nunca está demás saber este tipo de cosas. Muchas gracias por leer!