domingo, 31 de enero de 2016

Aprendizajes

Ser padre de una persona con discapacidad visual no debe ser algo sencillo, al menos al principio. No es que vengamos con un “manual de instrucciones” que diga paso a paso como enseñarnos que cosas. Mucho de lo que los niños que si ven aprenden por la vista nosotros tenemos que aprenderlo de otros modos mas…explicativos. Y todo esto conlleva esfuerzo. Al principio de la familia en sí, cuando somos chicos y tienen que describirlo todo con mil detalles para que nos quede grabado en la memoria. Luego, por nuestra parte, cuando somos más grandes y depende más que nada de nosotros hacer las cosas bien. Les voy a contar el proceso de enseñanza de varias cosas que, gracias a mi familia, ahora realizo sin dificultad y son cruciales para mi posterior independencia.

Tender la cama.



Esta la aprendí hace tiempo, gracias a mi madre. fue un poco complicado, pero una vez que lo aprendí ya fue cosa de todos los días. Cierto día, cuando yo contaba con 10 años, mi madre me dijo: “tenés que hacer esto por vos misma porque es muy importante para tu independencia”. Y cuánta razón, mamá! A partir de ese día, todas las mañanas no escolares se convirtieron en odiseas para dejar la cama prolija. Y cuando digo “prolija”, lo digo en serio. Los estándares de prolijidad de mi madre son muy estrictos, tanto así que si la tendía mal debía hacerlo nuevamente. Ahora es algo que tengo muy incorporado, y me siento muy contenta de lograrlo.

Doblar los repasadores y la ropa.



Tras la cama, llegó la ropa, y con todo. Me sentaba tardes en la mesa de la cocina, aprendiendo a doblar repasadores y demás prendas de ropa con precisión. Respecto a los repasadores, decir que lo más complicado, —aparte de que todos queden con el mismo tamaño y estén más o menos iguales—, era recordar que todos debían ser colocados en una misma orientación, aunque ahora se me hace más fácil así.

atarme los cordones



La paciencia e insistencia de mi madre es algo que creo me será difícil encontrar en otra persona.
cuando yo contaba con 8 años, creía que atarme los cordones era “cosa de grandes”, a pesar de saber que mis primas, incluso más chicas que yo lo hacían. Simplemente era algo que me parecía muy complicado. Nunca me tomaba el tiempo de intentarlo por mí misma, hasta que otro buen día, mi madre (sí, nuevamente ella!) me dijo que no podía pararme hasta que no consiguiera atarlos medianamente bien. Y así lo hice. Estuve media hora intentándolo. Bueno, los primeros 15 minutos seguro fueron ocupados con quejas e intentos fallidos por desgana, pero bueno, mi madre se sentó junto a mí, explicándome, mostrándome cual era la forma más práctica de hacerlo…hasta que lo logré. Hicieron falta días para que el nudo fuese realmente perfecto, pero la idea la tenía, y si bien eran moñas un tanto desencajadas, eran moñas al fin y al cabo. Y ya no necesitaba de nadie que me atara los cordones. Es una de las cosas que más me alivia haber aprendido a esa edad.

Usar la computadora.



A mis 7 años, mis padres me introdujeron en el mundo de la informática. A esa edad tuve también mi primera computadora. Me instalaron un lector de pantallas, y me anotaron en un curso de informática para ciegos que se daba en juan L. Lacaze. Al principio asistía con cierta reticencia, , pero luego me fui habituando. Viajaba todos los lunes y miércoles junto a mi abuela, que me acompañaba en el ómnibus. Tras un año dejó de ser necesario, y comencé a adentrarme realmente en este mundo que me ha abierto un montón de puertas.

Guardar la loza


Que los platos van ahí, los cubiertos en orden, los vasos, las tazas, que no, que tiene que estar todo seco, vamos…todas esas cosas que quienes si ven aprenden más bien observando a los demás hacer este tipo de tareas. Nuevamente fue mi madre la encargada de enseñarme, y he de decir que una vez que lo aprendí, es algo que hago con total naturalidad, casi todos los días. Obligaciones de la casa, dicen. Pero es lindo ser útil en este tipo de cosas.

Y todo lo que no me acuerdo…


el proceso de aprendizaje de una persona ciega generalmente varía con el de la persona que ve en los primeros años de vida. Nuestros padres tienen el deber de enseñarnos todo. Arriba, abajo. Izquierda, derecha; objetos de la casa que generalmente se aprecian con la vista también son mostrados para que los “registremos” a esa edad, en fin. Un montón de cosas.
seguro se me pasa algo, sí. Es que en realidad, todo lo que sé es gracias a ellos. Todo de lo que soy capaz, es porque ellos me lo han inculcado y siempre apoyado para seguir adelante. Soy muy afortunada de tener unos padres así. Y también la gente del entorno tiene mucho que ver. Que te traten connaturalidad, que te dejen hacer las cosas…todo eso se valora y agradece mucho. Y así, con estos aprendizajes, vamos dando paso a paso a la independencia que es necesaria para todo individuo al alcanzar cierta edad.

1 comentario:

  1. Excelente Milu. Se ve que anoche trabajaste mucho para terminar esta parte. Aunque ya se que cuando te viene la inspiración le das con todo y rápido. A continuar y que se animen a hacer preguntas.

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